En un esfuerzo por fortalecer la seguridad en las cárceles, el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) ha integrado a su equipo a 13 perros de la raza pastor belga malinois, entrenados específicamente para la detección de drogas.
Esta nueva medida busca reforzar la vigilancia en la Unidad Penal 60 de Merlo, además de otras dependencias, incluida la Unidad Penal 39 de Ituzaingó y el recién inaugurado complejo carcelario en Merlo.
El jefe de Departamento Perros, Sebastián Figueras, resaltó “la versatilidad de esta raza al adaptarse a diversas condiciones climáticas y su uso extendido en distintos cuerpos de seguridad y ejércitos alrededor del mundo.”
La incorporación de estos caninos especializados en detección de estupefacientes es parte de un esfuerzo continuo por mejorar las capacidades de seguridad en el sistema penitenciario.
Figueras explicó: “las dos formas en que los perros marcan la presencia de sustancias prohibidas: “la marcación activa consiste en que el perro hace un gesto, como ladrar o rascar, para indicar el hallazgo. La marcación pasiva implica que el perro se queda quieto y sentado en el lugar donde detectó estupefacientes”.
Este método permite a los adiestradores y al personal penitenciario identificar de manera eficiente la presencia de drogas en las instalaciones carcelarias.La iniciativa se suma a los aproximadamente 200 perros especializados en seguridad, detección de estupefacientes y rastreo de personas o explosivos que ya trabajan en diversas cárceles bonaerenses.
La presencia de estos perros adiestrados se considera fundamental para prevenir el ingreso de sustancias ilícitas a las instalaciones penitenciarias y mantener un entorno seguro tanto para el personal como para los reclusos.La introducción de estos nuevos perros detectores de drogas subraya el compromiso del SPB en la implementación de medidas innovadoras para abordar los desafíos en materia de seguridad dentro de las cárceles de la provincia de Buenos Aires.